¿Pudor en el ginecólogo? 9 cosas que no debería callarse

Categoría: SALUD |

ginecologiaQue a las mujeres no les gusta ir al ginecólogo no es ningún un secreto. Con independencia de la edad, la mayoría remolonea –cuando no evita– consultar a este especialista. Y eso que los profesionales recomiendan hacerlo más bien pronto. La Sociedad Española de Ginecología (SEGO) aconseja incluso realizar la primera visita en la adolescencia, antes de mantener relaciones sexuales. La realidad, sin embargo, es muy distinta. Solo el 54% de las menores de 24 años ha ido al ginecólogo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Otras, ocultan –cuando no mienten– información a su médico. Vergüenza, miedo o desconocimiento están detrás de muchos de esos comportamientos. Lo más recomendable es ir a este especialista sin engaños (pronto descubrirá sus ventajas) por una razón obvia: él no está interesado en sus aspectos íntimos sino en su salud.

¿Qué es lo que suelen esconder las mujeres al ginecólogo?

1. Embarazos y abortos. Por extraño que parezca, todavía hay adolescentes y jóvenes que pretenden esconder su gestación. “Y cuando se ponen de parto les dicen a sus familias que van a casa de una compañera a estudiar”, comenta Javier Plaza, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia de la Fundación Jiménez Díaz (FJD), de Madrid. A los padres les pueden engañar, pero al ginecólogo no. Y las consecuencias pueden ser graves. Las ocultaciones más frecuentes son los abortos en el segundo y tercer trimestre, que se descubren cuando “las mujeres llegan a urgencias con hemorragias abundantes que pueden poner en peligro su vida”, advierte.

Las cifras de abortos en España llevan cayendo desde hace varios años, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad de 2013. Sobre las distintas actitudes frente a esta cuestión, el especialista precisa: “El hecho de que el aborto sea legal no quiere decir que la familia de la joven lo vaya a permitir y que no le castiguen por el embarazo”.

2. Fechas de la última regla. Algunas mujeres mantienen relaciones sexuales durante ausencias prolongadas de sus parejas y si se quedan embarazadas intentan adaptar las fechas para que coincidan con la llegada del compañero. “Una señora afirmaba que estaba embarazada de cinco semanas menos de lo que mostraba la ecografía, y cuando el ginecólogo se lo comentó, la mujer lo negaba. Por lo visto, su marido era marino mercante y había estado varios meses fuera de casa”, cuenta una enfermera del Hospital Doce de Octubre (Madrid). Aunque la medida es totalmente inútil (las ecografías miden con precisión los tiempos), entorpecer el correcto seguimiento de un embarazo no es buena idea.

3. Prácticas sexuales. Al médico no le interesan, pero le ayudan a decidir qué exploraciones y técnicas son las más adecuadas. Plaza recuerda ciertos momentos de angustia en la detección temprana del cáncer de cuello de útero, que está relacionado con la infección por el virus del papiloma humano (VPH). “Hay casos en los que las pacientes dicen que la infección es inexplicable. Y después se acaba descubriendo el contagio”, añade. Un estudio del Instituto Catalán de Oncología, y publicado en Journal of Medical Virology, ha encontrado que el 28,8% de mujeres de entre 18 y 25 años está infectada por este virus, que puede ser el causante del cáncer de cérvix. Por esta razón (y por un puñado de enfermedades de transmisión sexual) es importante informar al ginecólogo sobre prácticas sexuales con distintas personas y sin protección, aunque la tendencia es no hablar de ello, sobre todo en mujeres mayores, como recogen los resultados de una encuesta publicada en el Journal of Sexual Medicine.

4. Homosexualidad. El especialista de la FJD también relata que hay casos en las que las mujeres ocultan su homosexualidad, y solo la revelan en el momento de la exploración ginecológica. “Nos interesa que nos informen para orientar la consulta, exclusivamente. Por ejemplo, para evaluar la necesidad o no de hacer una citología. Cuando no ha habido penetración, no es necesaria”. También repercute en la elección del tamaño del instrumental de exploración. Aquí la culpa no es solo de la paciente. “De hecho, los ginecólogos somos poco sexólogos y algunos colegas nos lo reprochan”, confiesa Javier Plaza.

5. Edad biológica. Quitarse años es una estrategia en algunas mujeres que van a someterse a ciclos de reproducción asistida. “La sanidad pública cubre la reproducción in vitro hasta los 40 años. Hay mujeres que cambian su edad, pero es inútil porque en el sistema informático figura la fecha de nacimiento. Otras dicen que padecen algunas patologías para acelerar el proceso”, explica Plaza. No es conveniente porque las posibilidades de éxito son demasiado bajas para el elevado coste del tratamiento.

6. Haber recibido terapia hormonal sustitutiva. La THS, como se la conoce por sus siglas, mejora mucho los síntomas de la menopausia, pero su empleo está muy controlado por los riesgos de favorecer el desarrollo de ciertos tipos de cáncer. El ginecólogo dice: “Si no hay contraindicaciones, se puede administrar durante un máximo de cinco años. Pero como tiene un efecto tan positivo, hay mujeres que ocultan que ya la han recibido y prefieren asumir el riesgo”.

7. Incontinencia urinaria. Es habitual no hablar con el ginecólogo acerca de los escapes involuntarios de orina a no ser que se lo pregunte directamente. Y eso a pesar de que este problema es muy frecuente. Según una encuesta realizada en Cataluña, afecta al 12,2% de las mujeres de entre 45 y 64 años y al 41,8% de entre 65 y 74 años. Montserrat Espuña-Pons, jefe de la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital Clínico de Barcelona, presidenta de la sección de suelo pélvico de la SEGO y coautora del trabajo, subraya: “No se le da importancia, pero son temas importantes que no se deben ocultar. Sigue siendo un tabú, y es importante hablarlo porque si es un problema leve o moderado se suele controlar muy bien con una serie de recomendaciones como la ingesta de líquidos o ejercicios del suelo pélvico (conjunto de músculos y ligamentos que cierran la cavidad abdominal inferior cuya función es sostener los órganos pélvicos). Pero, en fases más avanzadas, hay que ir a la cirugía u otro tipo de tratamientos. Es un tema importantísimo que no se debe ocultar”.

8. Disfunción sexual y dolor. Los problemas del suelo pélvico pueden acarrear falta de deseo sexual o dolor con las relaciones, pero este problema no se consulta al médico. Nuevamente, la ginecóloga insiste: “Hay que hablarlo, porque existen soluciones para mejorar la vida sexual”.

9. Problema estético de los genitales. La moda de la depilación integral y otras técnicas estéticas hacen que cada vez más féminas se preocupen del aspecto de sus genitales, pero, según la representante de la SEGO, les da vergüenza preguntar: “Existen cirugías reconstructivas sencillas que ofrecen buenos resultados. En resumen, hay que desmitificar y hacer todo lo que conduce a una mejor calidad de vida de la mujer”.

http://elpais.com

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